El 1 de octubre de 1931 se aprobó en Cortes el artículo constitucional que consagró el derecho al voto femenino
En las Cortes de 1931, muchos temían que la mujer, tachada de "regresiva" y falta de espíritu crítico, pusiera en peligro a la joven república, pero el 1 de octubre, hace 85 años, se aprobó por primera vez en la historia española el artículo constitucional que consagró el derecho al voto femenino.
En esas Cortes sólo había tres mujeres y paradójicamente, dos de ellas, Clara Campoamor y Victoria Kent, protagonizaron las posturas contrapuestas en un debate intenso e histórico.
CLARA CAMPOAMOR: la sufragista en soledad
“lejos yo de censurar ni de atacar las manifestaciones de mi colega, señorita Kent, comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en el trance de negar la capacidad inicial de la mujer. Creo que su pensamiento ha debido de pasar, en alguna forma, la amarga frase de Anatole France, cuando nos habla de aquellos socialistas que, forzados por la necesidad, iban al Parlamento a legislas contra los suyos”.
“lejos yo de censurar ni de atacar las manifestaciones de mi colega, señorita Kent, comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en el trance de negar la capacidad inicial de la mujer. Creo que su pensamiento ha debido de pasar, en alguna forma, la amarga frase de Anatole France, cuando nos habla de aquellos socialistas que, forzados por la necesidad, iban al Parlamento a legislas contra los suyos”.
Estas
palabras, pronunciadas por Clara Campoamor en el Discurso ante las Cortes el 1
de octubre de 1931, donde quedaría aprobado el voto femenino en España, iban
dirigidas a su compañera pero rival política Victoria Kent, quien se posicionó
en contra de otorgar el voto a las mujeres, puesto que consideraba que éstas
carecían, por entonces, de la suficiente preparación como para votar responsablemente
y su voto sería el voto de la
Iglesia , y por tanto conservador y contrario a la izquierda:
“….Es significativo que yo…me dirija a
la Cámara para
decir que el voto femenino aplazarse. Si las mujeres españolas fueran todas
obreras, si las mujeres hubiesen atravesado ya un periodo universitario, y
estuvieran liberadas en su conciencia yo me levantaría hoy frente a la Cámara para pedir el voto
femenino. Pero en estas horas yo me levanto justamente para decir lo contrario
y decirlo con toda la valentía de mi espíritu, afrontando el juicio que de mí
se puedan formas las mujeres que no tengan este fervor y estos sentimientos
republicanos que creo tener”.
"Dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y para juzgarla: respetad su derecho como ser humano", "dejad, además, a la mujer que actúe en derecho, que será la única forma de que se eduque en él, fueren los tropiezos y vacilaciones que en principio tuviere", pidió ante el pleno.
"Dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y para juzgarla: respetad su derecho como ser humano", "dejad, además, a la mujer que actúe en derecho, que será la única forma de que se eduque en él, fueren los tropiezos y vacilaciones que en principio tuviere", pidió ante el pleno.
Este
era el discurso vigente en la
España republicana, en la que Clara Campoamor, de origen
modesto y gran tenacidad, consigue ser una de las primeras abogadas del país.
Defensora de los derechos de las mujeres, socialista y republicana, representó
los valores positivos del liberalismo burgués. Consiguió con su actitud
reivindicativa del derecho al voto de las mujeres, ganarse algunos enemigos,
incluso entre las filas de su propio partido, hecho este que no la hizo
amedrentarse ni cejar en el empeño, pues tenía unos fuertes principios y
creencias acerca de la igualdad entre los sexos.
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